Aprende Como Quitar La Pena. Parte I
Supera la pena y la autoconciencia aguda.
La experiencia de la pena, la autoconciencia aguda y
la ansiedad social pueden producir reacciones psicológicas muy incómodas. Tanto
es así, que a menudo inhiben nuestras actividades, lo que nos hace evitar las
circunstancias y las relaciones que los evocan.
Estas experiencias varían de simplemente sentirse
apenado por haber dicho algo que pensamos que era estúpido, a tener un
ataque de pánico completo al tener que realizar algo que nos provoca pena. La mayoría de nosotros hemos experimentado alguna
forma de ansiedad social en nuestras vidas. Comprender sobre
lo que está sucediendo dentro de nuestras mentes y cuerpos y los orígenes
comunes de cada una de estas reacciones, puede ayudarnos a aliviar los síntomas.
Orígenes
La pena, la autoconciencia aguda y la ansiedad
social surgen de una ruptura en la conexión positiva con uno mismo. En lugar de
sentir que los demás nos están apoyando y aceptando, nos imaginamos a nosotros
mismos como objeto de juicio y evaluación. La experiencia de que nos quiten el apoyo positivo justo en el momento en que más se necesita, y de ser sometido al
juicio crítico, real o imaginario, produce una respuesta de vergüenza.
Ser demasiado consciente de sí mismo tiene sus orígenes
en hacerse uno mismo objeto de severo auto-escrutinio. Es importante darse
cuenta de que en ambos casos el "otro" escrutador no es real, sino
más bien una representación mental, construida por nuestras mentes. En estos
momentos críticos estamos separados de toda posibilidad de autoafirmación, así
como de la afirmación de los demás.
La respuesta de la vergüenza
El desprecio o mala interpretación crónica de las
necesidades sociales o emocionales en nuestras relaciones produce vergüenza
tanto en niños como en adultos. Algunas de las reacciones fisiológicas a una
experiencia de vergüenza son el enrojecimiento de la cara y el área del cuello,
el aumento del ritmo cardíaco, la respiración rápida, el temblor, la retirada y
los estados mentales disociativos en los que estamos desconectados de nuestros
procesos de pensamiento ordinarios.
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