Poder Personal Real A Través De La Rendición
"La grandeza del poder de una persona es la medida
de su rendición".~ William Booth (1829-1912)
El título de este artículo puede ser confuso para
algunos.
El poder y la rendición generalmente no pueden aparecer
al mismo tiempo. Pero se encuentran en el Evangelio. Esto no es nada nuevo para
los cristianos, por supuesto. Pero el mundo se engaña cuando insiste en exigir
y ordenar tener el poder, porque ese tipo de poder es una falacia mental que
pervive en quien desea tener ese tipo de poder. La verdadera fuente de poder
está en el otro extremo; poder no a través de la fuerza, sino a través de la
rendición.
Esto es sobre liderazgo. El verdadero poder es el
liderazgo. Y el liderazgo se trata del logro de un respeto carismático. Un buen
líder tiene seguidores que quieren seguirlo. Un buen líder tiene una buena
comprensión de la rendición; ellos saben cuándo y cómo dar a los demás.
Fundamentalmente, saben lo importante que es dar; que dar es almacenar
bendiciones para después.
Dar es una inversión que se multiplica de muchas maneras
diferentes e imprevistas
EL PODER DE DAR
Dar es no solo algo material, sino también algo
espiritual. Lo que damos espiritualmente es nuestro derecho de vía; es nuestra
rendición en asuntos sin importancia; es nuestro beneficio que cualquier duda
siga su camino; estamos dando cuando elegimos dar.
La rendición siempre se trata de seguir el camino de la
verdad. Cuando estamos equivocados lo admitimos.
Cuando tenemos sobre nosotros la libertad de rendirnos,
ante Dios y mediante situaciones apropiadas, mostramos madurez. Tal madurez espiritual
es una demostración de poder personal; de nuevo, este tipo de poder personal no
se parece en nada al tan llamado poder personal de quien se siente muy
poderoso: la persona engañada.
Por supuesto, la idea de poder del mundo tiene que ver
con el conocimiento, la autoridad, la adquisición, la influencia y el control.
Pero el poder personal real viene sin la necesidad de conocimiento, tiene su
autoridad en Dios, adquiere solo lo que necesita y da al resto, da influencia y aclamación en lugar de recibirlo,
y se complace en ceder el control para que otros puedan ganar.El poder real es un regalo de sabiduría que nos hace saber que no tenemos poder si no es en Dios.
El único poder que podemos tener es atribuido por Dios, y
proviene de regalar poder. Mientras más poder cedemos mediante obras de amor,
más poder disfrutamos. Viene sin ningún esfuerzo, sin ningún esfuerzo. Es una
fórmula muy simple. ¡Funciona!
Cuando nos rendimos, no somos una amenaza para nadie. Sin
nada que ganar, entonces podemos ser de confianza.
Tal vez hemos escuchado decir: "Más bienaventurado
es dar que recibir". Ahí se encuentra el secreto de la verdadera fuente
del poder personal. Mientras más demos de nosotros mismos, más poder personal
nos manda Dios. Mientras más bendigamos a los demás, más somos bendecidos.
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