miércoles, 13 de diciembre de 2017

Ejercicios Para Dejar De Estar Obsesionado. Parte I

Ejercicios Para Dejar De Estar Obsesionado. Parte I

Cuando uno está obsesionado, dicha obsesión nos domina, nos roba nuestra voluntad y elimina todo el placer de la vida. Nos volvemos insensibles a las personas y los eventos, mientras nuestra mente reproduce las mismas imágenes de diálogo o palabras. En una conversación, tenemos poco interés en lo que la otra persona está diciendo y luego hablamos sobre lo que estamos obsesionados, ajenos al impacto en nuestro oyente.


Las obsesiones varían en su poder. Cuando son leves, podemos trabajar y distraernos, pero cuando son intensas, nuestros pensamientos se centran en lo que se está obsesionado, como si dicho pensamiento fura un rayo láser que se concentra en un solo punto. Al igual que con las compulsiones, operan fuera de nuestro control consciente y rara vez disminuyen con el razonamiento. Nuestra mente puede ser secuestrada por lo que uno está obsesionado Las obsesiones pueden poseer nuestra mente. Nuestros pensamientos se desplazan en círculos, alimentando la preocupación incesante, la fantasía o la búsqueda de respuestas. Pueden hacerse cargo de nuestra vida, de modo que perdemos horas, horas de sueño, e incluso días o semanas de disfrute y actividad productiva.

Las obsesiones pueden paralizarnos. Otras veces, pueden llevar a un comportamiento compulsivo como revisar repetidamente nuestro correo electrónico, nuestro peso o si las puertas están bien cerradas. Perdemos el contacto con nosotros mismos, perdemos nuestros sentimientos y nuestra capacidad de razonar y resolver problemas. Las obsesiones como esta generalmente son impulsadas por el miedo.

Obsesionado y adicto

Los codependientes (que incluye adictos) se centran en lo externo. Los adictos se obsesionan con el objeto de su adicción: alcohólicos sobre la bebida, adictos al sexo sobre el sexo, adictos a la comida sobre la comida. Nuestro pensamiento y comportamiento gira en torno al objeto de nuestra adicción, mientras que nuestro verdadero yo está envuelto en la vergüenza. Pero podemos obsesionarnos con cualquier persona o cualquier cosa.
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